Acreción consta de varias piezas mediante las que, utilizando diferentes medios, se pretende rescatar el proceso de una misma pintura. La pintura se divide en un número de capas que contempladas por separado evidencian el trabajo y proceso técnico que hubo detrás de la misma. Las obras que conforman el proyecto mantendrán los mismos elementos de transparencia, capas y acumulación para revelar, reiterar y enaltecer el proceso de diversas formas.

Cada capa es un instante de la pintura y con cada una se enriquece la obra, se trabaja, se plasman emociones, pensamientos, se experimenta, surgen ideas, se cubren errores, se reflexiona, se esconde lo que hubo antes, las pinturas que pudieron haber sido y ya no lo serán, se transforma.

El proceso deja de ser algo oculto, sale a la luz —evidente y tangible— para convertirse en la obra de arte en sí y entonces el producto final, la pintura, de donde surgió todo, pase a un segundo plano.

Una apología al proceso.