Con frecuencia hablamos de la inmediatez del dibujo porque es una de las maneras más rápidas de registrar una idea visual. Podríamos resaltar por este camino su economía. Economía de medios, economía de lenguaje, de tiempo (aunque uno se demore mucho haciendo un dibujo, eso también es asunto económico).

También se ha sugerido una especie de continuidad virtual que entreteje a todos los dibujos, por cuenta de su incompletud. Un dibujo nunca está acabado realmente, por hiperrealista que sea, y conserva siempre una especie de reservorio en la superficie de donde podría seguir emanando dibujo, o produciéndose dibujo. Unas líneas imaginarias nos conectan íntimamente, y conectan nuestros dibujos, con los de aquellos humanos que dibujaron por primera vez, dentro o fuera de las cuevas.

Tal vez sea por estas razones que, a diferencia de lo que sucede con una pintura, con un video o una instalación, nunca queremos ver solo un dibujo. No nos saciamos de ver dibujos, y, al contrario, queremos ver muchos en relación unos con otros.