Comentarios de los jurados

Tras participar en una enriquecedora conversación en la sustentación del trabajo de Catalina Góngora junto con ella, Carolina Franco y Marta Combariza, quisiera hacer algunas anotaciones sobre elementos que considero importantes en el trabajo y en el texto que lo acompaña.

En primer lugar, creo que las esculturas textiles que conforman la instalación son potentes como fenómenos plásticos y fueron instaladas en el espacio de manera bastante acertada, excepto en su relación con las pinturas. Las esculturas evidencian un proceso profundo de diálogo con la materia y el color a través de un trabajo manual dispendioso. El tratamiento de la lana y de los procesos de tintura demuestran riqueza en la experimentación y una buena comprensión de las características y el comportamiento de estos materiales y procesos. Esto tiene como resultado una pieza rica en su tratamiento del color, del peso del material textil, de su densidad, del gesto que se logra con éste y de su espacialidad. Estas piezas demuestran vitalidad y riesgo en su proceso de ejecución.

La relación entre estas esculturas y las pinturas presentadas en el mismo espacio, sin embargo, no está bien resuelta a nivel formal ni espacial. Aunque en la sustentación la estudiante señaló que las pinturas no hacían parte de una instalación junto con las esculturas, la disposición en el espacio de estos elementos hace que se fundan en un mismo fenómeno instalativo que es importante que Catalina revise críticamente.

En el statement de la obra en el espacio expositivo, en el texto y en la sustentación, la estudiante pareciera señalar, de una manera que no es del todo clara, que los elementos sensoriales, imaginativos y subjetivos de la experiencia del paisaje son el eje de su trabajo: “se pretende utilizar materiales como lo son la pintura y la lana para así crear una narración mediante la cual se pueda recomponer la naturaleza por medio de la imaginación y además, realizar ciertas alusiones a las diferentes sensaciones que los paisajes de playa y campo me puedan generar”. Pese a la dificultad en la comunicación que los errores de redacción, gramática y ortografía generan, no solo en el statement sino en todo el texto presentado por la estudiante, se puede deducir que le interesan las cualidades mencionadas de la experiencia subjetiva del paisaje y su traducción a través del arte.

Quisiera recomendar que la pieza se piense más allá de la representación, que se reflexione sobre cómo los fenómenos artísticos pueden generar una experiencia irreductible. Por supuesto que la experiencia del arte puede partir de la experiencia del paisaje y estar en diálogo con ésta, pero no se puede reducir a la experiencia directa del paisaje porque el arte es un proceso de mediación que genera nuevas formas de experiencia, y si se quiere, de conocimiento. Creo que esta distinción le permitirá afinar su percepción sobre la diferencia entre lo que está pasando en las pinturas y lo que está pasando en las esculturas, y la manera como ambos fenómenos hablan de maneras muy distintas sobre paisaje y experiencia. Esto le permitirá, además, valorar la riqueza y el potencial plástico de su instalación textil como un fenómeno que tiene un valor en sí mismo y que genera lenguajes propios.

A propósito de la utilización que Catalina hace de la bibliografía en su texto, quisiera hacer algunas anotaciones: en su parte conceptual sobre el paisaje y la relación de éste con el arte, el texto parte de unas generalizaciones sobre teoría estética e historia del arte que en ocasiones parecieran operar como instrumentos para justificar la idea de que la experiencia del paisaje es subjetiva e imaginativa desde una noción de la subjetividad y la imaginación que no se explica y que parece arbitraria, y no como herramientas teóricas de fondo que permitan constituir una investigación alrededor de una temática.

Es así como, por ejemplo, se habla de lo romántico, lo bello y lo sublime sin proveer una explicación clara de estos conceptos que de cuenta de una utilización apropiada de la bibliografía: “[n]o puedo hablar de lo bello y lo pintoresco sin relacionarlo con lo sublime. Lo sublime es una gran emoción percibida en resultado de la experiencia de presenciar algo extraordinariamente bello. Para mí lo sublime es una magia o un hechizo que lo envuelve a uno a la hora de presenciar la naturaleza”. Más adelante señala que “[e]l paisaje en la cultura de oriente es la fiel muestra de como se puede transformar un entorno para rescatar y resaltar todo lo bello y lo sublime”. Estas caracterizaciones de estos conceptos no dan cuenta de una lectura, un estudio y una apropiación adecuada de la bibliografía y su contexto histórico e intelectual, sino más bien de un tratamiento inexacto e incluso arbitrario de ésta.

Sin embargo, valoro que la estudiante se haya enfrentado a tan compleja bibliografía, y recomiendo que profundice en ella para que le pueda realmente sacar provecho y llegar a una mejor comprensión de cómo las miradas contemporáneas sobre el paisaje y la relación del arte con la experiencia subjetiva del paisaje, están fuertemente ancladas en la mirada moderna. Mi principal anotación aquí es que se haga una revisión sobre lo que constituye la experiencia subjetiva del paisaje y la experiencia estética resultante. Hay muchas teorías estéticas sobre esto y el problema no se puede reducir a la opinión de que la experiencia del paisaje es personal y que todos percibimos diferente.

En cuanto a su tratamiento de la bibliografía sobre La Expedición Botánica y sobre Humboldt, nuevamente falta una mayor apropiación del texto y claridad sobre la noción de lo romántico para evitar caer en generalizaciones que se tornan casi en caricaturas, como la distinción que hace la estudiante entre lo científico y lo romántico, que le aporta muy poco a la teorización sobre su trabajo.

Aquí igualmente sugiero que Catalina continúe estudiando esta bibliografía pertinente a sus intereses, y que profundice en la revisión y el diálogo con referentes del campo del arte contemporáneo y de la historia del arte. La sección del texto en la que discute los referentes plásticos es bastante superficial y se enfoca en su mayoría en unos pocos elementos formales de las piezas que elige o en afirmaciones que no son explicadas ni discutidas de manera suficiente. Ahondar en el diálogo con referentes plásticos le permitirá potenciar los lenguajes de su obra y articularla como un fenómeno dentro del campo del arte. Además de los referentes que aparecen en el texto, recomiendo estudiar a fondo la obra de artistas que trabajan distintas nociones de subjetividad en la experiencia desde la materia y el cuerpo, específicamente desde materialidades textiles. Esto último podría ser útil dada la potencia que tiene el trabajo de Catalina en su lenguaje textil. Vale la pena revisar el trabajo de artistas como Sonia Delaunay, Lygia Pape, Lygia Clark, Helio Oiticica, Jesús Rafael Soto, Sheila Hicks, Richard Tuttle, Yayoi Kusama, Cecilia Vicuña, Delcy Morelos y Olga de Amaral, para nombrar unos pocos. También, artistas que tienen como preocupaciones la experiencia del paisaje, la traducción del paisaje al arte, la psicología de la percepción y las emociones,

como Anish Kapoor, Wolfgang Liab y nuevamente Sheila Hicks, entre muchos otros. Creo que el diálogo con los referentes le permitirá entender mejor cómo, desde los lenguajes artísticos, se pueden articular plásticamente problemáticas sobre el paisaje y la experiencia que resultan tan complejos desde las teorías filosóficas.

Respecto al resto de la bibliografía, quiero anotar que no aparece la fuente de las recetas para los tintes naturales.

Por último, quisiera señalar dos lugares que me parecen clave en el texto, ya que dan luces sobre lo que está ocurriendo en el trabajo y sobre sus posibilidades de futuro desarrollo. Uno es el lugar en donde Catalina habla sobre su experiencia al recolectar plantas en su finca para preparar los tintes naturales. Hay una gran vitalidad y un interés genuino en la manera en que ella habla sobre esta experiencia y sobre la relación entre la acción con las plantas, su percepción del paisaje y la pieza que sería tinturada. En segundo lugar, al expresar de su posición y sus sentimientos encontrados frente a la utilización de tintes artificiales además de los naturales, dice “pero son colores que existen dentro de mi entorno y mi noción de paisaje”. Creo que en estas dos instancias de reflexión sobre el proceso de teñido de la lana aparecen lugares específicos de exploración y reflexión. Aquí no se habla de la experiencia subjetiva del paisaje en abstracto sino de una experiencia específica en un entorno específico. Aquí hay una subjetividad situada en el mundo de manera concreta, que percibe y se relaciona con un paisaje con características específicas. La especificidad de esta experiencia y la potencia allí implícita es resultado del proceso de experimentación manual, sensorial y plástica en el proceso de Catalina, que es el lugar en donde el trabajo es más acertado, genuino y vital, y esto se hace evidente en la pieza presentada.