Caseta – Santiago Andrés Sánchez Martínez
El contrabando y el auge de la «bonanza marimbera» de los años setenta moldeó la cotidianidad y los pensamientos de los habitantes del departamento de la Guajira y gran parte de la Costa Caribe colombiana. Una sociedad, que durante esta época, encarnó ideales de masculinidad y valentía, exigidos por la práctica de la ilegalidad. La personalidad conservadora de los guajiros empezaba a jactarse inconscientemente de haber creado un territorio utópico y sin ley, de vida fácil, dinero y violencia. Se crea así, un estereotipo sobre el territorio, en el que los idolos vallenatos eran la representación culminante de este, pues sus parrandas, se convierten en la expresión máxima de lujuria y ambiciones. Escenarios y comportamientos irreales, que se legitiman tanto en la comunidad como en el individuo, a través de la cultura musical, del ídolo y de su discurso.