Todo, todo en lo que se ha convertido el mundo, lo plasmé sobre su propia destrucción, el mar ya no es majestuoso como lo fue algún día, lo dejé sobre pedazos de láminas de acrílico de muchos colores, tal vez intentando salvar la alegría que me producía. Los bosques y las selvas quedaron atrapados en mi memoria como un clip repetitivo de su muerte, la sangre y el dolor. Fuimos carnadas de nuestro propio destino y nada ni nadie pudo salvarnos.

Comentarios de los jurados

“Pues mi ser es bello pero espantoso. Y sólo es bello porque es espantoso”
Antonin Artaud.

El trabajo de grado de Mava Yvisai titulado: ​Si es que existe el infierno, creo que ya estamos allí hace referencia a varios aspectos que ella logra entrelazar desde una experiencia personal utilizando medios como la pintura, el dibujo y el reciclaje.
Leyendo los intereses de Mava en su propuesta escrita de tesis se pueden distinguir varios elementos a partir de los cuales ella busca tener una postura acerca del mundo que nos rodea, con una mirada post-apocalíptica y desesperanzada en la que crea una especie de relato en el cual pone de manifiesto de manera intuitiva una relación del cuerpo con los órganos, la arquitectura y el medio ambiente. Estos temas resultan interesantes y consecuentes con la experiencia de vida que tenemos en nuestros días. Lo que ella propone parece ser el primer paso de una gran investigación acerca de la arquitectura-cuerpo a la que hace referencia Juan Antonio Ramírez, al cuerpo sin órganos de Gilles Deleuze o al teatro de la crueldad de Antonin Artaud. Referentes como los mencionados anteriormente solo son algunos de los muchos autores que podrían fortalecer la búsqueda o lo que desea plantear Mava y por lo cual considero necesario una revisión exhaustiva para profundizar en su obra futura.

Yvisai acude a la fragmentación de la pintura y al dibujo para crear dos instalaciones que al ser arriesgadas llaman la atención del espectador, se aprecia un estilo de dibujo claro y un manejo de la pintura con cierta identidad, pero que se puede asociar por la escogencia de su paleta de colores y figuras a algunas pinturas de Frida Khalo.

Mava habla desde el dolor y eso es bello porque revela que su ser no es indiferente a su tiempo, tiene un gran trabajo por delante, depende de ella, de la seriedad que le dé a su profesión, de su interés como artista, revelar ante los ojos dormidos una realidad que nos acompaña y que desde el arte puede provocar un cambio.

La relación entre ciudad y cuerpo ha sido un tema digno de amplísimos estudios. El mundo del arte no ha sido ajeno a ello y no es un secreto que desde el siglo XIX hasta nuestros días la ciudad se convirtió en un tema recurrente en muchos planteamientos visuales. Desde la pintura, muchos han sido los artistas que han utilizado la ciudad como un referente en su trabajo y la relación cuerpo máquina. El mundo del cine y la televisión está lleno de estos ejemplos, películas como Metrópolis, Blade Runer, Brazil, o series como los Supersónicos o Futurama, muestran a la ciudad como un cuerpo integrado a los sujetos que la habitan, algo similar a lo que hace Miyazaky en sus películas, uno de los referentes que Mava plantea en su texto de grado.

Mava Ceballos, presenta una interesante relación con un mundo onírico que desata angustias y percepciones sobre el futuro no muy alentador de nuestro ecosistema y su relación con la urbe. Las ciudades son el mayor productor de deshechos y de contaminación, producto de una intrincada relación entre un mundo de consumo y la sobrepoblación del mundo. El tema ecológico es una angustia común en muchos jóvenes de estas generaciones de millenials y centenials, pero al mismo tiempo sustentada en una especie desconocimiento profundo de la realidad circundante. Tal vez a estas generaciones les falta hilar más delgado en el proceso de indagación, ir a lo profundo y construir un discurso desde la investigación de los referentes del pasado y las situaciones presentes, pues se corre el riesgo de sustentar la propuesta en ideas y opiniones que pueden tener un piso débil y Mava no es la excepción.

El trabajo de Mava goza de virtudes formales como el manejo de un trazo agradable y bien logrado en aquellas partes donde se evidencia el dibujo, manejos cromáticos que dan cuenta de una intuición importante hacia el color y el dominio de algunas formas que demuestran conocimiento en su oficio.

La idea de lo onírico y lo fragmentado, que ella relaciona con el mundo de la ilustración y el dibujo, tiene sus raíces en propuestas Dadá y Surrealistas que, aunque su autora no menciona ni reconoce, salen a flote en los trabajos bidimensionales que nos muestra, en particular por la innegable similitud de algunas partes de su obra con la pintura de Frida Kahlo. Y si se quisiera ir más atrás podríamos rastrear elementos del Bosco o de otros artistas del pasado, que de una u otra manera han sido los referentes de muchos de los ilustradores en los que Mava basa su trabajo. Ese sondeo, lejos de forzar el trabajo, posiblemente le hubiera dado mayores elementos de referencia en la ejecución de sus piezas y en el marco conceptual de su trabajo.

El trabajo con materiales reciclados puede ser un acierto, siempre y cuando se le pierda el miedo a lo inmanejable, al accidente en el material, cosa que no pasa en el trabajo y que hace falta en medio del mundo de caos y descontrol que nos quiere presentar Ceballos. El material, mas que reciclado es recolectado, se pudieron haber aprovechado materiales similares, pero con accidentes propios del deterioro o del paso del tiempo.

El texto que acompaña el trabajo de Mava, goza de una escritura fluida que nos centra en el problema que pretende plantear. Un texto que a manera de cuento nos relata el devenir de una persona inmersa en un mundo caótico y complejo que la agobia y la enferma producto de la contaminación. El escrito es una especie de monólogo que deja ver los pensamientos de esta víctima de la urbe.

Por lo pronto Mava va en su búsqueda, pero le falta ir afirmando algunas certezas, para que su desarrollo plástico cale con fuerza y logre construir un lenguaje propio y contundente para su futuro.