De la naturaleza, continuo inapreciable
Los animales y las plantas son organismos con los que compartimos el planeta tierra, pero normalmente solo somos conscientes de la presencia de los primeros, porque nuestro instinto tiende a prestarle atención a los objetos animados o que poseen movimiento. Es por esto que podemos fácilmente reconocer y recordar cómo es un perro, un gato, una vaca o una gallina, además de ser organismos que nos enseñan a identificar en los primeros años de vida.
Por otro lado, la humanidad tiende a olvidar las plantas o a no reconocerlas, ya que son organismos que no poseen locomoción y por lo tanto no son atractivas para la vista. Es por esto, por lo que quizás no sea esencial brindar este tipo de conocimiento a los niños y que por ejemplo en nuestra cultura bogotana, o más cercano aun, nuestra cultura uniandina, no seamos capaces de reconocer especies que nos acompañan a diario como la fuchsia, el borrachero, el abutilón, el chicalá entre otras especies. A este síndrome se le conoce como la ceguera de las plantas.
Este proyecto busca enseñarle a la comunidad el valor que tienen las plantas dentro de ecosistemas tan frecuentes como las calles de la ciudad, los parques y específicamente las interacciones que se pueden encontrar entre plantas y diferentes especies de mamíferos, insectos, anfibios y reptiles dentro del campus uniandino, por medio de ilustraciones influenciadas por las técnicas utilizadas durante las exploraciones botánicas de la colonia.