La palabra es una virtualidad inexistente, que se materializa en forma de sonido e imagen. A pesar de esto, ella se vivifica y está muy presente para la persona. El lenguaje no solo es un sistema de símbolos que se nutre de las relaciones entre las palabras, sino que cada una de ellas carga con su propio peso atado a unas historias, unos contextos, un tiempo y unas vivencias muy puntuales que revelan su verdadera naturaleza.