Santiago Forero, profesor de fotografía, gana beca para asistir a Vermont Studio Center

Santiago Forero, profesor de fotografía, gana beca para asistir a Vermont Studio Center

Santiago Forero es artista visual y trabaja fotografía y video, desde el primer semestre de 2017 es profesor de fotografía en el Departamento de Arte de la Universidad de los Andes. Da clases de fotografía a nivel de pregrado y posgrado en la Maestría de Artes Plásticas, Electrónicas y del Tiempo – Mapet.

¿De qué se trata una residencia artística y por qué aplicó a VSC?

Una residencia es uno de los lugares más adecuados y seguros para que los artistas puedan ejercer su práctica de forma intensiva y sin ningún tipo de preocupación o distracción. Adicionalmente es un espacio para conectarse y relacionarse con el proceso de trabajo de otros artistas de distintas disciplinas (pintura, escultura, medios, instalación) y otros profesionales como escritores. Vermont Studio Center es la residencia artística más grande de Estados Unidos donde se reúnen alrededor de cincuenta artistas cada mes. La residencia le ofrece a cada artista alojamiento, tres comidas al día y un estudio propio para trabajar y dedicar un tiempo de inmersión en su propia obra en el medio del campo. La retroalimentación que se recibe sobre la obra es inmensa, porque cada artista tiene la posibilidad de conocer el trabajo del otro y entablar una discusión alrededor de los temas más relevantes de su práctica. En una residencia no hay que preocuparse por cosas como pagar las cuentas o cocinar; la única preocupación es crear, experimentar, compartir y proponer. Apliqué a VSC porque tienen un programa de becas para poder asistir y me gané una por mérito al portafolio de trabajos que presenté. Me interesa aplicar a residencias que tengan como principal interés la obra artística sin importar la hoja de vida o los logros profesionales, ya que el jurado evalúa las imágenes sin textos o etiquetas que lo identifiquen a uno, enfocándose en la capacidad creativa. Por lo general a uno lo pueden rechazar por lo competidas que son las convocatorias; sin embargo, el jurado cambia cada año entonces siempre va a existir la oportunidad de entrar.

¿Cómo se enteró de la residencia en VSC?

Cuando estaba estudiando en la maestría en University of Texas at Austin, mis compañeros de posgrado me recomendaron aplicar a Skowhegan School of Painting and Sculpture, la primera residencia artística que hice y una de las experiencias más valiosas que he tenido en mi carrera. En Skowhegan me enteré de VSC y también de otros programas en Estados Unidos como Oxbow School of Art, Yaddo y el Whitney Independent Study Program, que se especializan en estimular la profesión artística de forma rigurosa por fuera del ámbito académico. Hay muchos estudiantes y artistas que enfocan parte de su carrera en asistir a residencias para mantener la producción de obra constante dentro de un ambiente intensivo de discusión e interacción con otros residentes. Cuando estaba en pregrado no tenía conocimiento de este tipo de espacios, y por eso, desde que empecé a conocerlos, he tratado de motivar a los estudiantes a que apliquen, en especial si están a mitad o terminando su carrera de pregrado o posgrado.


¿Qué proyecto realizará en la residencia?

En general hay dos tipos de residencias artísticas; por ejemplo, a las que uno aplica con un portafolio y el principal compromiso es llegar y estar presente para ser parte de la comunidad. De ahí para adelante todo lo que suceda o se produzca depende de uno. El otro tipo de residencias son aquellas a las que se aplica proponiendo un proyecto concreto con un cronograma de ejecución, presupuestos y las necesidades en general, para finalizar con una exposición del resultado. Siempre me he interesado por las residencias donde no haya un compromiso “escrito en piedra” sobre lo que se va a hacer, porque al no existir una presión, los procesos de creación son mucho más orgánicos y lo pueden llevar a uno a arriesgarse más y a experimentar con otros medios. Durante el mes de residencia en Vermont Studio Center espero, por un lado, trabajar en fotografía que es mi práctica “nativa” de creación. Sin embargo, me interesa mucho socializar los procesos que llevo con el proyecto de investigación/creación que estoy realizando en la universidad y avanzar en su realización. VSC va a ser un muy buen lugar para impulsar e interpretar las discusiones que se puedan producir al compartir el proyecto con otros artistas y enriquecerlo en todos los aspectos.

¿Ha estado en residencias antes?

En Skowhegan School of Painting and Sculpture, que es una residencia también enfocada en la práctica de estudio, donde aceptan alrededor de 65 artistas de todo el mundo durante el verano. La residencia selecciona a una facultad de seis artistas que viven en el campus y a una facultad visitante de otros 6 artistas que se quedan unos días, todos establecidos y ejerciendo la profesión. Skowhegan es muy especial porque la residencia fue creada por artistas y para artistas en 1946, está ubicada en medio del campo al frente de un lago y cada uno tiene su habitación en una cabaña y su taller para trabajar. Todos los artistas hacen una presentación de su trabajo al comienzo y después uno tiene la oportunidad de escoger a un miembro de la facultad visitante y a uno residente para que visite su estudio de acuerdo con los intereses en su práctica.

¿Qué diferencias hay entre los procesos que se desarrollan en una residencia y en la universidad?

Las dinámicas que se desarrollan en una residencia son muy distintas a las que suceden en la academia. Recuerdo que le pregunté a la directora de la residencia de Skowhegan que esperaban de uno cuando lo aceptaban, y ella me respondió que nada, que ser aceptado ya era el premio y que el resto dependía de uno. Estando en la residencia uno se da cuenta de que las dinámicas que se generan son muy distintas a lo que sucede en la academia. Se realizaban proyectos bastante relacionados a la interacción y al intercambio social. Por ejemplo, una amiga abrió una tienda de intercambio de objetos y obras, adonde uno llevaba un libro que ya había leído y lo intercambiaba por algo que alguien había dejado, como un dibujo o una fotografía. Otros artistas hicieron un grupo de escultura y escogieron un terreno del lugar para construir. Por parejas llegaban y armaban una escultura. Luego, al otro día, llegaba otra pareja con materiales nuevos, destruía la escultura actual, y con los residuos y los materiales nuevos hacían una nueva. Era interesante pasar por el lugar y ver la metamorfosis del objeto. También se planeaban actividades como “Caminata a la media noche por el bosque con las linternas cubiertas con papel celofán rojo”. Uno de mis proyectos con Claudia Salamanca fue montar una galería de arte en el pueblo donde quedaba la residencia para presentar el trabajo de los artistas participantes.

¿Qué le aporta como profesional este tipo de oportunidades?

En esta ocasión, al no ir solo como artista visual sino también como profesor universitario, es una experiencia importante por las conexiones que se pueden hacer. En parte, tener un espacio para producir obra con más de cincuenta artistas al lado es muy favorable, pero conocerlos, su obra y sus procesos también ayuda en la práctica docente. Por ejemplo, a mis estudiantes prefiero mostrarles referentes de artistas que conozco personalmente que no sean famosos e inalcanzables. Porque al haber entablado una conversación con ellos puedo contarles más anécdotas sobre sus procesos de producción, que pueden llegar a ser más útiles para un estudiante que los textos teóricos que uno encuentra en los libros. Por otro lado, estoy seguro de que otros artistas residentes también son profesores universitarios y se pueden entablar diálogos alrededor de la práctica docente, desde estrategias en el salón de clases, compartir el tipo de proyectos que se asignan e incluso identificar posibles artistas visitantes que se puedan invitar a la universidad a dictar charlas.