americana | Susana Oliveros en la Sala de Proyectos

americana | Susana Oliveros en la Sala de Proyectos

AMERICANA

 

1.

Pareciera que cierta especie de capitalismo, nacido en la década de 1990, está fundado bajo una trilogía de estrategias dirigidas al consumidor. Estas son: obsolescencia programada, personalización en masa y la construcción por módulos.

Aunque esta forma de consumo cambió, mutó y se adaptó, hoy en día hay lugares donde se encuentran sus detritos. El Salvation Army y las Goodwill stores son ejemplos clásicos de grupos o entidades que intentan rescatar lo obsoleto, lo usado, lo personalizado y lo abandonado, pero todavía útil.

El consumo causa detrimento. Está estimado que un producto nuevo al salir de la tienda, justo después de que alguien paga su precio completo, pierde entre el 50 y 60 por ciento de su valor original.

En Bogotá existe un rescoldo del boom del consumo y del sueño americano. Una especie de pasado perpetuo se encuentra ubicado entre la calle cuarenta nueve y la calle cincuenta y pico. Modas perdidas y tendencias recicladas aparecen en vitrinas polvorientas. Allí, una serie de tiendas venden ropa importada pero USAda (nombre muy creativo).

Susana nació en Bogotá (1992) y vivió un tiempo en Rhode Island. Yo nunca he ido allá. Aunque a ella la imagino caminado al lado de una avenida de dos carriles, pensando en el obsoleto sueño americano. Pensando en cómo despersonalizar con destreza y modular en contravía una serie de objetos y cosas que ya nadie quiere.

2.

En 1890, Florentino Armeghino formuló la teoría del Hommus Pampeanus. Según la cual, América es la cuna de la humanidad. La teoría está bastante bien sostenida, sólo hace falta encontrar un hueso para que sea correcta.

No obstante, hay un tipo de Hommus y Feminus Americanus realmente autóctono. Los que cambiaron la caza y la recolección por el consumo. Los que evolucionaron hasta ser consumibles: cada dato, cada información, cada aspecto de su vida se volvió materia prima.

El arte de Susana pareciera ocuparse de los restos dejados por estos homínidos y homínidas. Uniendo a unos objetos con otros como si fueran modulares, los destruye. Mejor, ella los reconstruye mediante el uso de estuco, papel, plástilina foami, mármol impreso, papel contact imitación madera, piedra pomez, entre otros. Algunos de estos materiales, originalmente fueron diseñados para dotar de un falso lujo a objetos y superficies. Unos intentos fallidos de generar un halo de autenticidad, los cuales Susana altera a su antojo.

A primera vista las obras parecieran estar cargadas de cierto primitivismo. El cual hace pensar en qué hablar de un tipo de arqueología fantástica sería una gran idea. No obstante, sus esculturas están es simulando objetos reconocibles pero aparentes. Dejando a un lado el hiperrealismo, pero creando una falsa ilusión de utilidad.

3.

No sé si Susana sea una Feminus Americanus.

 

Nicolás Barrera

Entrar a este espacio es confuso. El olor a eso que pretende oler a nuevo. Un espacio lleno pero no tan lleno. Objetos de un lado al otro de la sala que buscan llamar la atención y sin embargo destacan por su serenidad visual. Entrar a la Sala de Proyectos para ver la exposición americana resulta muy familiar, pues hace referencia a esas tiendas gringas planas y llenas de cosas, de esas que cada vez hay más en el lado latino del continente.

Americana es una reflexión acerca de esos objetos de deseo que siempre hemos querido tener solo por tener. Objetos con promesas escondidas, comodidad, gusto, estatus y, por supuesto, olor a nuevo. Desde referencias a muebles de área social hasta utencilios de la cocina. La artista genera un dialogo entre el diseño de alta con esos objetos que son iguales pero por alguna razón llegan a tiendas accesibles para el consumidor de a pie.

Susana Oliveros es egresada de los programas de Arte e Historia del Arte de la Universidad de los Andes y del MFA de Rhode Island School of Design.

«Los electrodomésticos están hechos como carcasas vacías, cómo las superficies y los acabados de las cosas están hechas a partir de capas y stickers que aluden al deseo de un espacio con olor a brisa del mar y manzana canela. El diseño circula, se traduce y transforma y las tiendas nos aseguran accesibilidad al ofrecer más y más productos que imitan a otros por la mitad del precio. Tugó, IKEA y el ideal de la cocina americana sigue siendo la utopía del espacio funcional, cálido, natural y acogedor. La modularidad, las «aperturas lógicas» de los muebles y los artefactos que se esconden y camuflan. La idea de que todo siempre puede ser más fácil, mejor y más barato».