Egresados: María Jimena Herrera e Iván Cardona lanzan el proyecto Objetos de Paz cuatro años después del “No”
– “Bueno, ¿y entonces qué vamos a hacer?”
– “Pues toca hacer arte”.
Interpretación libre de la primera conversación que tuvieron María Jimena e Iván acerca de lo que hoy es Objetos de Paz.
Eso fue la noche del 2 de octubre de 2016, cuando se conoció que en la votación para saber si la población de Colombia estaba de acuerdo con el texto del acuerdo de paz con la guerrilla de las FARC ganó el “No”.
María Jimena Herrera e Iván Cardona, egresados de Arte de Los Andes conforman el Colectivo Obsesivo Compulsivo, COC. Esa noche compartieron la “perturbación por el triunfo del ‘No’” y decidieron que, como colectivo, tenían que expresarla y debatir por medio del arte.
En enero de 2017, llegaron a la idea que se convertiría en su proyecto Objetos de Paz: recolectar objetos y testimonios de excombatientes de las FARC que, para los exguerrilleros mismos, hablaran de lo que significa la paz.
Llegamos a la idea de pedirles objetos propios que para ellos simbolizaran o tuvieran una connotación de paz y que nos escribieran en un breve testimonio por qué ese objeto tiene una connotación de paz. Con el ejercicio queríamos resaltar las intenciones de paz de los excombatientes.
En cerca de 6500 bolsas Ziploc, María Jimena e Iván pegaron stickers con las instrucciones de la actividad. Dentro de cada una, pusieron un esfero Bic y una hoja de papel pequeña. Este es el kit de recolección, es decir, donde los excombatientes pondrían su objeto junto con su explicación de la relación del objeto con la paz.
La instrucción muy simple de todo el proyecto era, más o menos: aporte un objeto que usted quiera; es una donación para un proyecto artístico de Iván y María Jimena, eso iba en el sticker, y escriba, si quiere, por qué el objeto tiene connotación de paz. Ahora, si la persona quería hacer un dibujo podía hacer un dibujo o lo que quisiera, era lo más libre posible.
La recolección o Las travesías
Antes del resultado del plebiscito, Iván y María Jimena ya tenían la intención de producir arte para humanizar a los excombatientes de las FARC. Iván quería hacer un retrato de los 6900 hombres y mujeres que se iban a reincorporar al implementarse los acuerdos de paz. María Jimena quería poner un aviso en el periódico para recolectar objetos de las personas que han vivido el conflicto armado de la manera más cercana. El ‘No’ movilizó la intención y se convirtió en este proyecto de recolección de objetos.
La misión inicial era recolectar 6900 objetos. El proyecto se iba a llamar ‘6900 la marcha final’. La marcha se refería al nombre que las FARC le dan a las travesías por la selva. En ese momento en los medios de comunicación se hablaba de esa marcha, la marcha final, la última caminata hacia la reincorporación.
El proceso de la recolección, sin embargo, ha tenido muchos más obstáculos de los que María Jimena o Iván podían planear. Hoy tienen alrededor de 100 objetos provenientes de 60 donantes ex-FARC, pero, también, más de 60 objetos de 45 militares contraguerrilla, algo que tampoco planearon desde el principio.
La recolección se inició cuando todos los excombatientes ya estaban en las zonas veredales. Los primeros acercamientos los hicieron estudiantes de la Universidad de los Andes a los que Iván y María Jimena habían capacitado y que habían gestionado el acceso a las zonas veredales a través del conjunto de la ONU, el gobierno y las FARC. “Había ese triunvirato y era con la aprobación de los tres que se podía ir allá. Nosotros decidimos seguir todos los conductos regulares”.
En las primeras zonas veredales el proyecto tuvo éxito.
Pensamos que podía haber alguna resistencia o que no nos quisieran entregar las cosas porque es gente que no nos conocía, gente que no nos estaba viendo a nosotros, sino solo a los estudiantes que iban con un discurso sin ningún respaldo, solo la intención de recoger objetos, pero nos entregaron objetos y testimonios muy significativos.
María Jimena e Iván hicieron planes para estar en los talleres de recolección en una de las zonas veredales del Tolima y otra en La Macarena en el Meta. Pero las dos veces se quedaron con los pasajes comprados, la primera porque las FARC se declararon en asamblea permanente y les recomendaron no ir y la segunda porque, tras el asesinato de un excombatiente, les prohibieron el viaje.
Algunos participantes de las primeras recolecciones en las zonas veredales comentaron sobre el programa de bibliotecas móviles públicas de la Biblioteca Nacional y que, con él, era posible llegar a la mayoría de zonas veredales. Nuestros egresados se pusieron a la tarea de conseguir los contactos para formar parte de ese programa, integrar su proyecto con los itinerarios de las bibliotecas móviles y capacitar en la Biblioteca Nacional a las personas que irían a las zonas veredales con los kits de recolección.
“Lo que hicimos fue armar ocho maletas, a los bibliotecarios se les entregó una maleta a cada uno; cada maleta tenía aproximadamente 800 kits. Nos fuimos en grande”. Pero la empresa no tuvo los resultados que planearon, de nuevo.
De todos esos miles de kits volvieron, con objetos, 57. Regresó solo una maleta. Las otras no sabemos, se quedaron en el camino. La comunicación con estas personas fue muy difícil, los celulares no entran, o se retiraron, o que la zona la invadieron los ‘paras’ y no podían salir. La maleta que logramos recuperar, de hecho, llegó a través de una ambulancia; la persona que la tenía la puso en un Servientrega y aquí llegó al estudio. Lo otro realmente se perdió. No tenemos ni idea dónde están las otras maletas. Puede que haya maletas por ahí con objetos, pero no las tenemos.
Objetos “de los dos frentes”
“Tuvimos miles de reuniones burocráticas en este proceso”: conversaciones con consejeros de presidencia, comisionados de la verdad y más funcionarios del “triunvirato”. De esas conversaciones surgió la decisión de incluir a agentes de fuerza pública: militares que estuvieron en contraguerrilla, para que el proyecto tuviera las voces de los dos frentes del conflicto.
Estábamos enfocados en las FARC solamente por el hecho de que eran las personas que se iban a reincorporar, no por hacer un proyecto de apología a las FARC. Todo el tiempo hemos estado desde una posición neutral, aunque no sea neutral absolutamente, porque definitivamente el proyecto es un proyecto de arte político, con una carga política muy grande. Pero es neutral porque nosotros no tomamos partido entre uno y otro bando, no queremos señalar a nadie ni sentar una posición al respecto.
Con los militares hicieron exactamente el mismo ejercicio. Les pidieron que donaran al proyecto objetos que para ellos simbolizaran la paz con un testimonio breve. Lo más significativo es que los militares que participaron ya sabían que en el proyecto estaban las FARC del otro lado.
Con un procedimiento más institucional, menos incierto, Iván y María Jimena capacitaron a las personas que harían la recolección y, luego, recogieron las maletas con objetos en el Cantón Norte de Bogotá. “Después de, más o menos, un año largo logramos recolectar aproximadamente 60 objetos de militares, provenientes de 45 donantes. Para nuestra sorpresa, las donaciones de ambas partes fueron muy ricas, muy simbólicas. La sensación era muy abrumadora y al mismo tiempo muy bonita”.
El proyecto artístico
Los objetos fueron donados, es decir que el colectivo artístico tiene los derechos sobre esos objetos y testimonios para usarlos libremente en el marco del proyecto de arte. “Nosotros lo que hemos decidido con los objetos es que no se van a transformar ni destruir. Queremos que ojalá en algún momento alguna entidad quiera conservarlos y proponga una forma de cuidarlos”.
La primera cara de Objetos de Paz es una página web donde están expuestas las fotografías de todos los objetos y los testimonios recolectados hasta ahora.
No es solo una vitrina: como la vocación del proyecto es humanizar a las personas que estuvieron en combate, Iván y María Jimena propusieron una página que permite al usuario navegar y descubrir más características más allá de las razas “exguerrilero” y “militar”.
La persona la puede navegar y ver los mismos objetos una y otra vez desde diferentes miradas. No solo con la etiqueta de militar o excombatiente de las FARC, sino con otras miradas como cuáles son los objetos religiosos o los objetos tejidos o los objetos que sirven para cargar otros. Pueden ver cuántos objetos son verdes, que es el color como de la guerra, es el preponderante…
Después de consolidar el proyecto en la página web, nuestros egresados tienen planes para darle más caras a Objetos de Paz y que “este tipo de temas de construcción de paz de las personas que vivieron en el conflicto se entienda que se tramitan desde una complejidad y no como desde la estandarización”. Los siguientes pasos son producir un fotolibro, exposiciones portátiles e instalaciones con los objetos.
Esto lo vemos como una cosa de muy largo alcance que va a estar ahí moviéndose. La gracia es que, sin tanto filtro, como espectador comienzo a acercarme a este guerrillero o a este militar o a esta persona que no sé quién es, pero que carga una estampita de la virgen o que escribió esto, y lo que dice es igualito a lo que dice este otro o menciona un sitio o un año o un evento o una relación con su mamá o con su novia que de pronto a mí me llama la atención.
Iván y María Jimena son maestros en arte uniandinos, pero Iván también es abogado y María Jimena tiene una maestría en Construcción de Paz.
Queremos tratar de mostrar que los actores armados, las personas que estuvieron armadas para estar en guerra tienen voluntad de paz. Eso nos debería facilitar a nosotros tener una voluntad de paz también. Si ellos que fueron los que estuvieron en la guerra tienen voluntad de paz y decidieron hacer estas donaciones y hacer parte de un proyecto artístico sin recibir nada a cambio aparte de que su voz fuera escuchada, no nos debería quedar difícil a nosotros tener esa iniciativa de paz también, de diálogo, de querer conversar con el otro.