Desde hace 15 años, los cursos de cerámica del Departamento de Arte organizan salidas de campo con un propósito claro: conectar a los estudiantes con las tradiciones cerámicas de Colombia, sus maestros y sus procesos, muchos de los cuales no es posible replicar en los talleres universitarios.

En esta ocasión, el destino fue Ráquira y Tinjacá, epicentros de la cerámica en el país. Durante el viaje, los estudiantes trabajaron junto a la maestra Rosa María Jerez, quien les permitió vivir de cerca el proceso artesanal desde su origen. La experiencia incluyó la extracción de arcilla en una mina, la recolección de arena de río para la mezcla y el amasado tradicional con los pies, una técnica transmitida por generaciones.

Luego de preparar la arcilla desde cero, Rosa María compartió con los estudiantes sus métodos de construcción de piezas utilitarias y sus icónicas figuras religiosas y campesinas, transmitiéndoles el conocimiento que sostiene una tradición que hoy está en riesgo de desaparecer.

El segundo día, en Tinjacá, los participantes realizaron una caminata para recolectar arcillas de diversos colores, que posteriormente clasificaron, molieron y transformaron en engobes naturales. Con estos, decoraron las piezas elaboradas previamente, experimentando con la rica paleta de tonos que la región ofrece.

Las piezas producidas por los estudiantes quedaron en manos de Rosa María, quien las horneará en su taller y las enviará una vez estén listas. Más allá de los objetos creados, el viaje dejó en los participantes una comprensión profunda del valor del oficio tradicional y de la importancia de visibilizar y preservar estas prácticas culturales ancestrales.

Estas salidas de campo siguen siendo una oportunidad única para conectar el aprendizaje académico con las raíces culturales y artísticas del país.