Residir – Catalina Vila González
La obra consta de una serie de dibujos en pastel y carboncillo de 105 cm por 75 cm de fachadas de edificios de la arquitectura modernista de la época de los 70, dibujos de tamaño carta de casas del mismo estilo y grabados del mismo tamaño que los grandes. La obra se centra en una relación entre el habitar y la proyección de quién habita el espacio, teniendo a los grandes edificios como el punto de enfoque y a los pequeños como apoyo en la idea de la percepción de identidad. Por medio del ejercicio del dibujo y de la representación se va creando una imagen que no hace parte de la realidad concretamente pero que se encuentra dentro de la posibilidad de ser real. Los dibujos grandes permiten la creación de una realidad que puede o no llegar a ser posible y que dentro de las reflexiones permite establecer conexión con las casas y el peso que tiene la identidad propia del habitante ya sea como espacio de trabajo o el hogar. Igualmente, la repetición fundamenta la identidad a partir de la reflexión entre lo particular y lo individual.
Comentarios de los jurados
LA OBRA
Una serie de dibujos en carboncillo y pastel seco -fachadas frontales de edificios-, colgados del techo y dispuestos de tal manera que generan una espacialidad semejante a una vista urbana, en la que se entrecruzan y obligan a un recorrido. En una pared, un poco aislados, dos dibujos de fachadas de edificios más pequeños, ricos en detalles y elaborados en una vista en contrapicada que sugieren una relación más cercana y con el observador.
Las fachadas de los edificios grandes son como son los edificios grandes de las ciudades modernas: saturantes y agobiantes. Sin embargo, una infinidad de detalles en las ventanas sugieren alteraciones de esa masa, escapes a individualidades que rompen con la formalización. Cortinas de distintos colores y estilos, unas totalmente cerradas, otras entreabiertas, nos esconden espacios definidos y actividades particulares.
En algunos de los dibujos estas ventanas y cortinas están dibujadas con delicadeza y con un cierto carácter que las individualizan. Se evidencia un placer en contar una historia escondida, pero sin llegar a la anécdota. En otros, las cualidades plásticas de la fachada se confunden con las de la obra misma; unas tonalidades acertadas, detalles difuminados y puntos de color que enriquecen el conjunto.
COMENTARIOS Y RECOMENDACIONES
En general el conjunto está muy bien logrado. Sin embargo, en un par de dibujos llega a sentirse la fatiga -por la repetición quizás- y los detalles están un poco descuidados; muy evidente e impersonal el trazo de regla, un descuido con la textura del papel y el manejo del pastel. Pienso que, después de un descanso, merecerían ser retomados.
Los dos dibujos de la pared son un gran contrapunto al conjunto; una bocanada de aire entre tanto edificio. Pero muy débil. Más dibujos y una disposición estudiada lograrían una mejor relación del conjunto, creando en el espectador una experiencia urbana muy enriquecedora, contemplativa y bella.