Es un proyecto que explora las tensiones entre la narrativa del cambio climático y la narrativa de mi memoria personal. La narrativa del cambio climático, entendida desde una escala global y desproporcionada, se transmite a través de mapas, estadísticas, datos, gráficos, proyecciones, probabilidades de desastre y conteos regresivos. Por otro lado, la narrativa de mi memoria personal es íntima, fraccionada, selectiva, sensorial, inexacta y subjetiva, que he encontrado en fotos, cuentos, sonidos y dibujos de mi archivo familiar. Cuando regreso a aquellos lugares, que relaciono con mi infancia y mi familia, en mi mente se disputan las añoranzas de mi niñez y representaciones visuales externas propias del cambio climático. Estas representaciones hacen parte de un bombardeo de información visual que es utilizado para comunicar este fenómeno y que he interiorizado no solo por los medios de comunicación sino por mi propia cuenta y propios medios, en coherencia con mi interés por estudiar este tema. Es así como, recordar Santa Marta dejó de ser ese momento donde veía los peces y las aguamalas en el mar desde un balcón, y se sobrepuso la representación del porcentaje de sedimento y erosión que se está comiendo esa playa.