Mi breve resistencia como contadora pública

 

Se levanta y ordena sus cosas, otra vez, porque en la noche ya lo hizo pero como estuvo dormida toda la noche entonces en el día puede remendar lo que hicieron sus sueños, le desordenaron la cabeza y le quitaron la posibilidad de saber la jerarquía exacta entre cada brocha y cepillo.

Le escribe a su novia, que es blanca y extranjera. Lujosa por salir del claustro subdesarrollado de un país que ni se ve en el mapa. Ella cree que Colombia es un rombo mal dibujado en otro rombo feo, Suramérica. Patichueca, culona, malmirada, arisca, parca, morbosa, envidiosa, potencial asesina, potencial dibujante de reactores nucleares para proyectar su energía en el infinito. Ella vibra alto, como dicen las influencers, no practica el poliamor ni esas maricadas hippies, ella solo conoce el poliodio, el polirechazo, la automutilación social deliciosa y justa. Ya no quiero ver a nadie, lo dice sin necesidad de comillas porque es su voz ya adentro de la mía. Descompongo una ecuación algebráica y sé que es más importante, mucho más, que lo que hace él al otro lado de la mesa. 

El muy patético se sienta a leer y escribir cositas, comparte memes, sus amigos se pintan el pelo y un día de estos se pintarán el sobaco con la bandera LGBTI, uyyy, no, tan diferentes. Yo supe que me gustaban las mujeres desde el principio, porque su antítesis y la del otro, el más grande, eran tan inmensas que me generaban el rechazo gutural de lo sucio. Colombia es sucia, país cochino, lo odio. La verdad es que pocos lugares del mundo no me parecen sucios en todo lo que he conocido. Mi cuarto es la salvación de la especie humana, porque es mío y yo lo controlo. Me autodenomino una ganadora, él me compara con un meme que encontró y dice que yo soy así: una niña capaz de robarse novios por el mero placer de quitarle cosas bonitas a los otros, lo peor es que es verdad, porque ya lo he hecho. 

Odio que me comparen, yo sólo me compararé conmigo mismo. Si hay alguien que hablará mal de mí seré solo yo. Hippies bobos, yo practico el poliodio, el poliresentimiento, seré profesora y los miraré a todos mal.

-Tú no hables
-Tú estás feo
-Tú no entiendes mi teoría del reactor nuclear inverso que nos chupará la energía a toda la especia humana.

Se acaba el cumpleaños y ella se baja de la silla donde le tomaron fotos. Otro cumpleaños será la posibilidad de que diga otras cosas, yo la quiero, es muy radical en ser ella misma. Ella me odia y si pudiera me regalaría una cápsula de cianuro en mi cumpleaños. Cuelga sobre su mueca de odio una foto de dos niños sujetando un peluche y atrás un fondo de los Looney Tunes. Feliz 2004, dice la foto. Feliz año, para todos, que seguimos vivos.

¿EN SERIO DIJO ESO DE MÍ? YO SABÍA QUE LO IBA A HACER, ES UN RESENTIDO, VEALO SON SU CARA DE BOBO, DE AUTISTA, ISHHHH. NO PUEDO MÁS, LLAMARÉ A MI NOVIA, QUE ME SAQUE DE ESTE PAÍS, DE ESTA FAMILIA, DE ESTE TEXTO QUE HIZO ESE BOBO.

“Oye, Feliz cumpleaños”
“Gracias, ¿No tienes como tarea o cosas que hacer?”
“Ya lo hice, tenía que hablar de alguien de acá”
“¿Y qué hiciste?”
“Te exageré”
“Tú no puedes hacer otra cosa que hablar de mí, yo sé”
“Tu eres la artista y el telón”
“Odio tus malditas clases hippies”
“A mí me gusta que me puedo inventar todo”
“Lo juro que cuando me vaya no volveré a este mundo, sea en el país que sea”
“¿Tú como entiendes un mapa?”
“Como coordenadas para ver donde no esté nadie”
“Feliz cumpleaños”
“Feliz si dejaras de inventarte que soy un ogro”
“Pero es que tengo que hacer la tarea”
“Aparte de hippies son morbosos”
“Eso le gusta a la gente”
“No me gusta nada que le guste a alguien que no sea yo en ningún tiempo, espacio, realidad o ficción”

(Basado en hechos reales, una vez vi una pelada que me miró mal en la biblioteca, hay que hilar desde lo desconocido)