A veces llegan cartas

Marianto

Espero que estés teniendo una bonita vida y que el semestre esté siendo amable contigo. 

Hace unos años llegó a mi casa un médico naturista, de esos que hablan de las energías, los chakras y los colores como una vía para la sanación física y espiritual. Si bien es posible que solo fuese un charlatán más, sus palabras eran tranquilizadoras y pacientes, parecían como si estuviesen llenas de sabiduría. Recuerdo que estuvo hablando un largo rato con mi mamá, yo no les estaba prestando mucha atención, hasta que empezaron a hablar de árboles. Este señor decía que las plantas eran entidades espiritualmente más elevadas que el ser humano: los árboles –al estar en continuamente pegados a la tierra–, siempre estaban llenos de energía vital, eran un canal de sanación. Por lo que, si uno quería mantenerse enérgico y sano debía mantener la costumbre de abrazar árboles por un par de minutos.  

 Dudo mucho que uno se vaya a mantener saludable por abrazar árboles, pero las pocas veces que lo he hecho me he sentido mucho más tranquila y relajada. Así que, si en algún momento te llegas a sentir intranquila o agobiada por cualquier situación me gustaría que te tomases veinte segundos para apapachar al árbol que tengas más cerca. Piensa en su textura, en su aroma y en lo mucho que ha vivido, en lo paciente que ha sido el crecimiento de ese ente vegetal.  

Simón 

¿Qué más? 

Desde que soy pequeña he tenido mucha consciencia de lo que sueño. Creo que cuando tenía unos diez años empecé a llevar un diario en donde anotaba las imágenes que había visto durante la noche. Al principio, quería comprobar si existía alguna relación de lo que soñaba con la realidad. No sé si les di mucha importancia o, si me condicioné tanto a ellos que terminé prediciendo pequeños momentos de mi vida, como las preguntas del examen de matemáticas, quiénes iban a ser los estudiantes nuevos del próximo año, a dónde me iba a mudar en los siguientes meses. Durante un buen tiempo me divertí mucho con eso, sentía que tenía una especie de súper poder. Pero, un día soñé que mi mamá se moría y, este sueño se repitió incesantemente por unos cuantos meses. Por el susto dejé de anotarlos, también dejé de creer en ellos y poco a poco empecé a olvidarlos. 

Hasta hace relativamente poco volví a anotarlos, me gusta ver cuán fantasiosas son las imágenes que crea mi cabeza. Hay algo encantador en los sueños y en las pesadillas, son como pedacitos de magia jajaja.  

En fin…, no sé si seas la clase de persona que es capaz de recordar lo que soñó durante la noche. Pero, me gustaría que hicieses el ejercicio de escribir las imágenes que perduran en tu interior :3 

Su respuesta fue regalarme una nariz de payaso. En un fragmento de papel debía deambular a medio día, con la nariz puesta, por el parque Espinosa. Alguien iba a buscarme pero, jamás nos encontramos.