Por: Alicia Salazar

Ver una exposición a través de una pantalla se siente como ver hipopótamos en el canal del Sena. Es una experiencia surreal. Las imágenes son las mismas que encontraría en una exposición física, incluso es más cómodo para alguien como yo, a quien la gente suele desagradarle, ver una exposición desde la comodidad de mi casa, sin tener que tomar transporte público o saltarme partes de la exposición porque alguien más está obstaculizando la vista y mis agallas son inexistentes cuando se trata de ese tipo de confrontación. Pero como esta pandemia los primeros meses, simplemente no se siente real.

La experiencia es tan extraña como encontrar las etiquetas de las obras de la exposición en inglés. Es raro encontrar textos en inglés sobre Colombia, encontrar títulos como“cien años de soledad” enterrados entre las palabras en otro idioma, que hablan de mi país como un lugar exótico y lejano, del que es necesario crear un contexto para que el visitante de la exposición pueda entender una realidad con la que sus habitantes están tan familiarizados.

Leer sobre la coca, o la hacienda Nápoles, y encontrarme estas imágenes que tanto reconozco, pero encontrarlos en un espacio que evidentemente no está pensado para mi, o para cualquier otro colombiano que conozca algo de la historia detrás del material dela exposición me hace sentir casi como un hipopótamo en el canal del Sena, o como uno en un país en la línea del ecuador. No está mal, no me siento especialmente perdida, porque la exposición es la historia de mi país, como el agua es el ambiente que el hipopótamo conoce. Pero sigue haciéndome sentir fuera de lugar

RECUERDOS DE NÁPOLES

El Pran Projecten, Balashi, Oranjestad, Aruba

Hasta el 31 de marzo de 2021

Curaduría: Harold Ortiz y Santiago Rueda

Artistas: Alberto Baraya, Edwin Sánchez, Camilo Restrepo, Jim Fannkugen, Leonardo Herrera, Oliver Ehmig, Sebastián Múnera, Hernán Pruden, Nelson Guzmán Avellaneda, Luisa Ungar, Tatyana Zambrano, Ryo Brachyura.